Solo alguien a quien le apasiona emprender.

Los trabajamos de 9 a 19 en una oficina no van conmigo.

Los he hecho y los puedo hacer, pero me siento en una jaula.

En cambio, si pudiera, montaría un negocio nuevo cada semana.

Voy por la calle y se me ocurren mil ideas.

Escucho un podcast y no paro de sacar aprendizajes.

Y todo eso me ha dado algo valioso:

1. La capacidad de ver el todo sin perder el detalle.

2. Saber por dónde empezar cuando parece que todo es un caos.

3. Aprender a poner en marcha las cosas sin esperar a que estén perfectas (esto me ha costado mucho...)

Gracias a eso, soy capaz de crear negocios desde cero y hacerlo TODO.

Por eso, he lanzado (y tengo en marcha) una marca de calzado y otra de accesorios de mascotas.

Pero en medio he hecho miles de cosas (además de trabajar en departamentos de comunicación, marketing y comercial).

No sé de todo (ni quiero saberlo), pero en estos años he aprendido lo suficiente para saber emprender.

Especialmente en el sector de calzado y moda.

Y más especialmente si estás creando tu propia marca y vas a fabricar tu producto.

Me rodeo de emprendedores todo el tiempo.

Y muchas veces me piden consejo.

Lo que más me gusta es eso:

1. Acompañarles a dar el primer paso o a organizar su caos actual.

2. Ayudarles a dejar de analizar tanto y pasar a la acción.

3. Y romper juntos el miedo a “¿y si sale mal?”

Porque déjame decirte que aunque hagas todo bien, puede salir mal.

Aunque hagas muchas cosas mal, puede salir bien.

Lo que tienes que intentar es saber detectar qué pasa.

Y ser lo suficientemente flexible para cambiar el rumbo si es necesario.

Esa es la incertidumbre del emprendedor.

Y curiosamente eso es también lo bonito y lo divertido de emprender.

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